PRIMER DÍA DEL TRIDUO
Por la señal de la Santa
Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN INICIAL
¡Oh
María! Virgen Poderosa:
Grande e ilustre defensora
de la Iglesia, singular auxilio de los cristianos; terrible como un ejército
ordenado en batalla, Tú sola has triunfado en todas las herejías del mundo.
¡Oh Madre!, en nuestras
angustias, en nuestras luchas, en nuestros apuros, líbranos del enemigo y en la
hora de nuestra muerte, llévanos al Paraíso. Amén.
ORACIÓN PARA PEDIR LA CARIDAD
¡Oh María Auxiliadora,
gloriosa Madre de Dios! Por aquella unión que tu alma santísima tuvo con el
Señor desde el primer instante de tu Inmaculada Concepción, ¡ah!, concédeme la
gracia que te pido… y haz que yo empiece, a lo menos desde este instante, a
amar de veras a Jesús con amor generoso, puro y constante.
Y por aquel solemne
mandato que Jesús nos dió de amarnos alcánzame una sincera caridad para con mi
prójimo tanto que me interese prácticamente por su bien y sea fácil en
perdonarle, excusarle y también de prevenirle en sus necesidades del alma y del
cuerpo, para hacerme siempre más digno de Tí, Auxiliadora de los cristianos.
Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
ORACIÓN FINAL
¡Dios te salve Reina,
Madre de misericordia y auxilio de los cristianos! Pobre hijo de Eva, a quién
me dirigiré en este valle de llanto sino a Tí que eres vida, dulzura y
esperanza nuestra!
A Tí se eleva mi grito: A
TI CLAMAMOS!, a tus pies deposito el peso de mis afanes: A TI SUSPIRAMOS!… Ea,
pues, Señora, manifiéstate como lo fuiste siempre, poderosa Abogada: inclina
tus ojos maternales sobre mí que te amo tanto, ¡Oh Madre!, hoy más que nunca
necesito de tu misericordia y de tu santo auxilio…!
¡Ah! vuelve hacia mí esos
ojos tan misericordiosos y quedaré contento… Es verdad, yo soy culpable, pero
Tú eres Santa: ¡Oh CLEMENTE! Yo soy ingrato, pero Tú eres buena! ¡OH PIADOSA!
Yo soy rebelde, pero Tú eres dulce! ¡Oh DULCE VIRGEN MARIA! No mires mis culpas
y pecados y acuérdate sólo de tu bondad: ¡MUÉSTRATE QUE ERES MADRE! Yo me
abandono y entrego a Tí como un niño se abandona confiado en los brazos de su
madre.
V. María, Auxilio de los
Cristianos
R. Ruega por nosotros
V. Ave María Purísima
R. Sin pecado concebida y siempre Virgen, Hija de San
Joaquín y Santa Ana es, María Santísima.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
SEGUNDO DÍA DEL TRIDUO
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN INICIAL
¡Oh María! Virgen Poderosa:
Grande e ilustre defensora de la
Iglesia, singular auxilio de los cristianos; terrible como un ejército ordenado
en batalla, Tú sola has triunfado en todas las herejías del mundo.
¡Oh Madre!, en nuestras angustias, en
nuestras luchas, en nuestros apuros, líbranos del enemigo y en la hora de
nuestra muerte, llévanos al Paraíso. Amén.
ORACIÓN PARA PEDIR LA SABIDURÍA DIVINA
¡Oh Virgen Auxiliadora, Madre de la
verdadera Sabiduría, Esposa del Espíritu Santo!, Tú que eres esplendídisimo faro
de luz eterna, concédeme la gracia que te imploro…, y envía a mi alma un rayo
de luz celestial.
Sí; yo te pido, oh Madre, aquella
ciencia divina que edifica, y que es compañera de la caridad y maestra de la
humildad; aquella ciencia que hará que me conozca a fondo a mí mismo y que me
eleva al amor de Dios; aquella ciencia que despierta la contrición en mi
corazón y me excita a detestar mis culpas pasadas y presentes.
¡Oh María Auxiliadora!, obténme este don
del Espíritu Santo, para que se perfeccione en mí la fe y yo camine seguro por
la senda del Paraíso. Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
ORACIÓN FINAL
¡Dios te salve Reina, Madre de
misericordia y auxilio de los cristianos! Pobre hijo de Eva, a quién me
dirigiré en este valle de llanto sino a Tí que eres vida, dulzura y esperanza
nuestra!
A Tí se eleva mi grito: A TI CLAMAMOS!,
a tus pies deposito el peso de mis afanes: A TI SUSPIRAMOS!… Ea, pues, Señora,
manifiéstate como lo fuiste siempre, poderosa Abogada: inclina tus ojos
maternales sobre mí que te amo tanto, ¡Oh Madre!, hoy más que nunca necesito de
tu misericordia y de tu santo auxilio…!
¡Ah! vuelve hacia mí esos ojos tan
misericordiosos y quedaré contento… Es verdad, yo soy culpable, pero Tú eres
Santa: ¡Oh CLEMENTE! Yo soy ingrato, pero Tú eres buena! ¡OH PIADOSA! Yo soy
rebelde, pero Tú eres dulce! ¡Oh DULCE VIRGEN MARIA! No mires mis culpas y
pecados y acuérdate sólo de tu bondad: ¡MUÉSTRATE QUE ERES MADRE! Yo me
abandono y entrego a Tí como un niño se abandona confiado en los brazos de su
madre.
V. María, Auxilio de los
Cristianos
R. Ruega por nosotros
V. Ave María Purísima
R. Sin pecado concebida y siempre Virgen, Hija de San
Joaquín y Santa Ana es, María Santísima.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
DÍA 3º. DEL TRIDUO
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN INICIAL
¡Oh María! Virgen Poderosa:
Grande e ilustre defensora de la
Iglesia, singular auxilio de los cristianos; terrible como un ejército ordenado
en batalla, Tú sola has triunfado en todas las herejías del mundo.
¡Oh Madre!, en nuestras angustias, en
nuestras luchas, en nuestros apuros, líbranos del enemigo y en la hora de
nuestra muerte, llévanos al Paraíso. Amén.
ORACIÓN PARA PEDIR EL TRIUNFO DE LA
SANTA IGLESIA
¡Oh Virgen incomparable! que por la
asombrosa victoria de Lepanto, resplandeciste con el nuevo título de
Auxiliadora…
Oh Madre benigna, poderoso auxilio de
los cristianos, concédeme la gracia que te pido… y vuelve a tus antiguas
victorias en estos tiempos de osada impiedad.
Guarda piadosamente al Vicario de
Jesucristo en la tierra, santifica a los Eclesiásticos y a los Religiosos, y
apresura la hora de la misericordia para todos y del triunfo de la Iglesia
Católica, a fin de que todo el mundo te aclame a Tí, su Madre y su Reina, y a
tu Jesús, su Rey y Salvador. Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
ORACIÓN FINAL
¡Dios te salve Reina, Madre de
misericordia y auxilio de los cristianos! Pobre hijo de Eva, a quién me
dirigiré en este valle de llanto sino a Tí que eres vida, dulzura y esperanza
nuestra!
A Tí se eleva mi grito: A TI CLAMAMOS!,
a tus pies deposito el peso de mis afanes: A TI SUSPIRAMOS!… Ea, pues, Señora,
manifiéstate como lo fuiste siempre, poderosa Abogada: inclina tus ojos
maternales sobre mí que te amo tanto, ¡Oh Madre!, hoy más que nunca necesito de
tu misericordia y de tu santo auxilio…!
¡Ah! vuelve hacia mí esos ojos tan
misericordiosos y quedaré contento… Es verdad, yo soy culpable, pero Tú eres
Santa: ¡Oh CLEMENTE! Yo soy ingrato, pero Tú eres buena! ¡OH PIADOSA! Yo soy
rebelde, pero Tú eres dulce! ¡Oh DULCE VIRGEN MARIA! No mires mis culpas y
pecados y acuérdate sólo de tu bondad: ¡MUÉSTRATE QUE ERES MADRE! Yo me
abandono y entrego a Tí como un niño se abandona confiado en los brazos de su
madre.
V. María, Auxilio de los
Cristianos
R. Ruega por nosotros
V. Ave María Purísima
R. Sin pecado concebida y siempre Virgen, Hija de San
Joaquín y Santa Ana es, María Santísima.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.